domingo, 9 de marzo de 2008

La Vida después de Dios

El tiempo se descuenta de la hora final que amenaza con marcar el reloj. Los gruñidos de las agujas se ciernen sobre mis pensamientos dispersos y mis ojos, cansados, juegan a divagar entre la penumbra. Me cuesta tanto centrar la mirada, evitar que mis dedos tecleen, pensar embriagada por el aroma de la nostalgia en todo aquello.

El tiempo... extraño concepto el del tiempo, necesario para concebir la realidad que se nos impone por defecto y contra el que he desarrollado la fobia del paso del tiempo. Pero eso, es divagar demasiado. ¿O no? A fin de cuentas en un tiempo estuvimos juntos, aunque ha sido el paso del tiempo el que nos ha destruido. Latente causa de nuestro fin.

A mi alrededor toman forma momentos olvidados gracias al suave humo; odiabas este olor. Las palabras no dichas se apoltronan en mi garganta, sin dejarse salir. Ya es tarde para ellas. Y en mi corazón palpitan todavía las tuyas; a pesar de que mi cabeza las niega. Es tan extraño esta vez. El tiempo me ha dado la fuerza y la seguridad; no he vuelto a llorar cuando creí que por ti lo haría.

Y sin embargo, todavía recojo del suelo los pedazos de los sentimientos quebrados por aquel al que llaman Amor; acompañado siempre de la hermosa Locura y la efímera Felicidad. Entre lágrimas los recogí una y mil veces, esta vez, tan solo mi corazón te ha llorado. Y mis manos, firmes, van restaurando mi alma.

xxx

Y mi atardecer volverá a ser caoba, y la luna brillará en mi ventana. Aquella luna cómplice y compañera. Y el mar volverá a preguntar por ella a las estrellas, celoso de que una vez más, vuelva a ser mía.

1 comentario:

Solapaine dijo...

me ha gustado, es tuya?..si es así felicidades..me pasare por aqui a menudo