martes, 27 de noviembre de 2007

Azucenas y Girasoles

Una vez más, has dormido a mi lado. Cuando te has despertado, me has sonreído y en un susurro me has preguntado qué tal había dormido. ¿Cómo esperas que duerma, teniéndote al lado? Por las noches no puedo dormir, solo se verte, abrazarte, y sentirte respirar junto a mi. Pero, eso es algo que no se decirte, aunque me esfuerce en susurrártelo cuando duermes.

¿Te gustan las flores? Sí, me encantan las azucenas. ¿Las azucenas? Sí. ¿Por qué? Por que son todo lo que no se ser, yo soy como un girasol.

Y a pesar de todo, se que no eres nada. No puedes ser nada para mi. No voy a ser nada que pueda hacerte daño, no quiero ser otra herida más. Aunque el único anhelo sea poder quererte.

Una vez más dedico unas líneas a la frustración, aquella a la que muchos gustan de llamar Amor. Pero sabrá el que ha amado, que no es más que un juego entre dos pieles, una fricción. Sin embargo, necesaria, adictiva. Simplemente, espontánea.

Volverás, como cada noche, a colarte en mi cama. Al principio, no era más que una sensación, un leve cosquilleo agradable. Ahora, sube hasta mi garganta, asfixiándola. Me duele tenerte tan cerca, y saber que no soy capaz de poder quererte, teniendo que conformarme con abrazarte cuando eso, aumenta mi angustia. Y en ella me ahogaría, si no volvieras.

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