La neblina empaña mi mirada, de mis ojos caen silenciosas viejas lágrimas. Realmente llegué a pensar que no volvería a pasar, realmente llegué a prometerme que no pasaría. Duelen tanto las heridas que el amar deja... que incluso cuando te crees fuerte e invencible basta rozarlas para debilitarnos y hacernos empequeñecer.
Hemos llevado el instinto reproductivo a un nivel enfermizo. Dependemos no solo físicamente de la pareja, sino también psicológicamente y emocionalmente. Abarcamos dos planos más que el resto de los animales sobre la tierra. ¿Evolución?
No me gusta que te enfades conmigo. Detesto saber que me miras de esa forma por que te sientes decepcionado y herido. ¿Por qué? Por mi actitud. ¿Desde cuando te ha preocupado mi actitud? ¿Desde cuando has malpensado de mis compañías? ¿Por qué vuelves a preocuparte por mi?
Quise verte, pero no he podido. Siento un extraño alivio entremezclado con la pena de haberte dejado ir otra vez. Por que esta vez realmente siento que te he perdido. Pero no será así, ¿verdad? Siempre te quejaste de que era una exagerada, aunque te rieras con las historias que me gustaba contar.
Por que mañana serás el de siempre. Y me iluminarás con tu sonrisa, y creeré derretirme como la nieve. Y gozaré sintiéndome nieve.
Por qué duele tanto... sentirse así. Saber que me estoy traicionando a mi misma otra vez. Saber que todo lo que ya ha pasado volverá otra vez. Saber que la herida que mi corazón soporta volverá a crecer. Sabiendo que sin quererlo, me he enganchado a ti.
Pero tú no sientes lo mismo, ¿eh? Morbo, sentido del humor, chispa, inteligencia... pero no soy esa mujer. Esa mujer a la que envidiaré el resto de mi vida por haber terminado su vida contigo. Por haber conseguido que me olvides. Por haber conseguido que no sea más que un recuerdo.
¿Qué haré yo sin ti?
xxx neurótica
domingo, 25 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario